El principio
de nuestra autoridad
Romanos 13:1 – 6 “Sométase TODA PERSONA a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, POR DIOS HAN SIDO ESTABLECIDAS. 2De modo que quien se opone a la autoridad, A LO ESTABLECIDO POR DIOS RESISTE; y los que resisten, ACARREAN CONDENACIÓN PARA SÍ mismos. 3Porque los magistrados (gobernantes) no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; 4porque ES SERVIDOR DE DIOS para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque NO EN VANO LLEVA LA ESPADA, pues ES SERVIDOR DE DIOS, VENGADOR para CASTIGAR al que hace lo malo. 5Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. 6Pues por esto pagáis también los TRIBUTOS, porque SON SERVIDORES DE DIOS que atienden continuamente a esto mismo”.
¿Alguna vez has analizado este pasaje? ¿alguna vez te has puesto a pensar en lo que significa y lo que implica para la iglesia? Pareciera que fue escrito para esta hora.
El Pasaje es muy claro desde el principio, y comienza con una orden: “sométase TODA PERSONA a las autoridades superiores”.
De entrada, esa palabra no le gusta al ser humano, y mucho menos a estas nuevas generaciones que proclaman a gritos la igualdad de todos; como si fuera lo mismo un general que un soldado, un niño que un anciano, un empresario que un trabajador, un arquitecto que un albañil, o un médico que un paciente.
Esta generación repite una y mil veces que tienen derechos, y que a como dé lugar y a cualquier precio los deben exigir, y eso no es cierto, la palabra de Dios nos enseña muy claramente lo que es el respeto, la honra, la obediencia y la sujeción a las autoridades; estos son deberes que hemos de cumplir.
Es interesante que el pasaje también diga que TODA autoridad es establecida por Dios, aun cuando todos sabemos que hay autoridades muy malas, que hay gobernantes corruptos, ineptos, y abusadores de su poder; sin embargo, el pasaje dice que “quien se opone a la autoridad, A LO ESTABLECIDO POR DIOS RESISTE”; y se hace aún más difícil de aceptar, cuando continúa diciéndonos el pasaje que: “los que la resisten, ACARREAN CONDENACIÓN PARA SÍ mismos”.
Ahora, en estos tiempos actuales, satanás ha logrado convencer a una gran cantidad de jóvenes, y también a muchos adultos, que es necesario resistir a la autoridad, que es necesario levantarse en contra de la autoridad, que es necesario desobedecer a la autoridad, cuando la verdad lo que está pasando es que se están levantando contra lo establecido por Dios, y lo peor, es que esta actitud está trayendo condenación sobre ellos.
El pasaje continúa diciendo que la autoridad, sin importar en cabeza de quién esté: presidente, gobernador, alcalde o policía, es servidor de Dios; porque dice: “NO EN VANO LLEVA LA ESPADA, pues ES SERVIDOR DE DIOS”.
El enemigo le ha vendido a esta nueva generación, la idea de que a la autoridad hay que enfrentarla e incluso vencerla; que la autoridad no puede levantarse a castigar a los que se levantan contra lo que ella defiende y representa, porque eso es abuso de autoridad, cuando la palabra de Dios nos dice claramente que la autoridad es “VENGADOR para CASTIGAR al que hace lo malo”.
Yo sé que el tema de los derechos humanos se ha puesto de moda, sé que muchos policías son acusados a diario de exceso de fuerza, de abuso de autoridad, y de brutalidad policial; sin embargo, yo me pregunto: ¿Qué hacemos con este pasaje?
¿Cómo puede entenderse dentro del marco de los derechos humanos que en los días de Noé toda la raza humana fue raída de sobre la faz de la tierra con excepción de una sola familia? ¿cómo entender que las ciudades de Sodoma y Gomorra fueron destruidas por completo, sin distinguir entre hombres mujeres y niños? Y qué decir de un Dios que permite que a toda la familia de Coré se la tragara la tierra, junto con todas sus posesiones, solo por haberse levantado en contra de la autoridad de Moisés.
Para completar el cuadro, el versículo 6 del pasaje dice: “Pues por esto pagáis también los TRIBUTOS, porque SON SERVIDORES DE DIOS que atienden continuamente a esto mismo”.
¿Te suena la palabra tributo? podríamos decir impuestos; y dice el pasaje que estos también son servidores de Dios.
Por favor, no me mal entiendas, no desconozco la molestia que causa un mal gobernante, un gobernante corrupto o uno que abusa de su autoridad; pero el Señor nos mandó a obedecer a la autoridad, a respetar y a honrar al que debemos respetar.
David entendía ese principio, y no se atrevió a levantar su mano contra un rey que ya no contaba con el favor de Dios, y que le buscaba para matarle.
A mí no me gustan los impuestos, y menos cuando veo que se los roban, pero el Señor nos mandó darle al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios; nos dijo “Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto; al que respeto, respeto; al que honra, honra”.
Ahora, lo interesante de lo que estamos diciendo, es que el pasaje dice claramente que “TODA autoridad es establecida por Dios”, no solo las autoridades civiles y militares, sino también, toda autoridad espiritual, y eso tiene que ver con nosotros, la iglesia.
El Señor Jesús dijo: “toda autoridad me es dada en el cielo y en la tierra”, y nos envió con el poder y autoridad de Él, a deshacer las obras de las tinieblas.
Por favor entiende lo que estoy diciendo, no me gustan los impuestos, pero debo pagarlos, no me gusta las leyes y normas que nos limitan en el desarrollo de nuestros llamados y ministerios, pero debemos obedecer y estar sujetos a la autoridad; “Porque también yo soy hombre BAJO AUTORIDAD, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace”.
Nuestra autoridad espiritual no solo está ligada a la obediencia y sujeción a Dios, sino a lo establecido por Dios en su palabra. Por lo tanto, no se te ocurra levantarte contra la autoridad civil o militar de tu ciudad porque lo que está en juego, es nuestra autoridad espiritual.
Como nunca antes necesitamos toda nuestra autoridad, y necesitamos aprender a ejercerla; y comienza con el respeto a aquellos que, igual que nosotros, también son autoridad.
Por último, nosotros de igual manera tenemos una espada que también, y aún mucho más que la de las autoridades humanas, es “servidor de Dios”, y debemos aprender a usarla.
Salmo 149: 6 – 7 “Exalten a Dios con sus gargantas, y espadas de dos filos en sus manos, 7para ejecutar venganza entre las naciones, y castigo entre los pueblos”.