El que piensa estar firme, mire que no caiga.
1Corintios 10:12 "Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga."
Cuántas veces hemos creído que sobre nosotros hay una gracia especial que nos permite pecar sin tener ninguna consecuencia; cuántas veces hemos creído que esa gracia es porque el Señor nos ama de manera especial a nosotros, y que, aunque los demás fueron juzgados y castigados por cosas similares e incluso menores que las que hemos hecho, a nosotros no nos alcanzará la disciplina del Señor porque Él nos ama de una manera particular.
A lo largo de mis años como siervo de Dios, he tenido que ver toda clase de pecados en medio del pueblo del Señor, todos creyendo que pueden hacer lo que les viene en gana sin ninguna consecuencia.
Una vez conocí a una mujer soltera que después que quedó en embarazo decía que el Señor le había dado permiso de embarazarse sin necesidad de casarse, porque el Señor sabía de su deseo de tener un hijo. Otra vez encontré a un hombre que contaba cómo Dios lo había bendecido para poder mandar un cargamento de droga a los Estados Unidos, y poder así salvar su vida y pagar unas deudas que tenía con los narcotraficantes, y así poder salir de este negocio sin problemas.
He encontrado gente que asegura que el Señor les ha permitido robar, adulterar, e incluso maltratar a sus parejas porque los ama mucho, y conoce de sus necesidades y debilidades.
Hay pastores que han menospreciado su ministerio, han entrado en adulterio y aun así han seguido ministrando, creyendo que Dios los ama tanto, que pueden seguir haciéndolo sin consecuencia alguna.
Y abundan los que creen que, por ser hijos de un ministro del Señor, pueden hacer lo que les viene en gana, y nunca tendrán consecuencias por sus acciones.
El contexto del pasaje de I Corintios 10 es precisamente el recuento de lo que le pasó al pueblo de Israel luego de salir de Egipto; cómo fue bendecido y beneficiado por la gracia y la protección de Dios, cómo vieron la poderosa mano del Señor abriendo el mar y dándoles agua de manera sobrenatural en el desierto, cómo les dio maná cada mañana, cómo escucharon la voz de Jehová de los Ejércitos hablando con Moisés, y cómo vieron su manifestación en la columna de fuego y de humo; sin embargo, a pesar de todo eso, dice el versículo 5:“Pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron postrados en el desierto”.
Sabemos que solo Josué, Caleb, y todos los que tenían menos de veinte años de edad al salir de Egipto, pudieron entrar en la tierra prometida; de los demás, dicen claramente las Escrituras que Dios no se agradó de ellos, razón por la cual, a pesar de la gracia y misericordia manifestada a todo el pueblo, no entraron en la tierra prometida, y murieron en el desierto.
Y dice el apóstol Pablo: “6Mas estas cosas sucedieron como EJEMPLOS para NOSOTROS, para que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron”. 7 NI SEÁIS IDÓLATRAS, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó a jugar. 8 NI FORNIQUEMOS, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil. 9 NI TENTEMOS AL SEÑOR, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes. 10 NI MURMURÉIS, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor. 11 Y estas cosas les acontecieron como EJEMPLO, y ESTÁN ESCRITAS PARA AMONESTARNOS a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos”.
Dicho de otra manera, Pablo le estaba diciendo a sus discípulos en Corinto que si el pueblo de Israel, que vio, escuchó y fue sustentado de manera sobrenatural por la poderosa mano de Jehová, no quedó sin castigo por su pecado, no es posible pensar que podamos vivir como nos viene en gana y solo por el hecho de decir que estamos bajo la gracia del Señor, solo por eso, podamos pecar de la manera que nos venga en gana, y nuestro pecado será sin castigo. Por eso dijo el apóstol: “Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga”.
No podemos seguir creyendo que por el hecho de decir amén, aleluya y gloria a Dios, podemos hacer como nos viene en gana; es triste enterarse día tras día de las mentiras de los hermanos, del mal testimonio de los cristianos, de las discusiones y desacuerdos entre creyentes, de las infidelidades entre parejas de la iglesia, de la falta de santidad en medio del pueblo del Señor, y seguir creyendo que como el Señor nos conoce, y nos ama, por eso no tendremos consecuencia alguna por nuestras acciones.
El Señor Jesús vino a esta tierra como hombre, vivió en esta tierra como hombre, fue tentado en todo por el diablo; pero dicen las Escrituras que: sin pecado.
Así que el que piensa que está firme, tenga mucho cuidado, no podemos de ninguna manera confiarnos en los dones, en el llamado, en los años de cristianismo para pensar que todo eso es licencia para hacer lo que nos venga en gana sin consecuencia alguna.
Una cosa son los dones y otra muy diferente el fluir del Espíritu de Dios en y a través de nuestras vidas. pero no podemos confundir el don con la Presencia del Santo Espíritu de Dios en nuestras vidas.
El que cree que es el hijo consentido del Padre, tenga cuidado, Dios no hace acepción de personas.
El que cree que el Dios del antiguo testamento era severo, y el Dios del nuevo testamento es solo gracia y misericordia, tenga cuidado, Dios no cambia, es el mismo ayer, hoy, y por los siglos.
Lo que sí tenemos ahora que no tuvieron los patriarcas del antiguo testamento, es un camino de santidad trazado por el Señor Jesús, camino que debemos aprender a transitar cada día, sabiendo que Él primero transitó por ese camino para ser nuestro ejemplo y demostrarnos que sí es posible ser un hombre, y con la ayuda del Santo Espíritu de Dios, vencer toda tentación de las tinieblas.
1Corintios 10:13 “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”.
No sé si esta advertencia es o no para ti, lo que sí sé, es que ES TIEMPO DE CAMINAR EN SANTIDAD.